El “Uso Final Básico” es una clasificación establecida por el Reglamento Técnico de Instalaciones Eléctricas – RETIE, que agrupa a las instalaciones eléctricas de baja complejidad técnica y bajo riesgo eléctrico. Sin embargo, aunque se trate de sistemas eléctricos pequeños y relativamente simples, el RETIE exige que estas instalaciones cumplan con requisitos mínimos de seguridad, calidad y cumplimiento normativo.

Este tipo de uso está asociado comúnmente con instalaciones residenciales (como casas unifamiliares o apartamentos), locales comerciales pequeños, oficinas, consultorios y establecimientos sin maquinaria pesada ni sistemas eléctricos especializados. El hecho de que una instalación sea “básica” no implica que esté exenta de inspección o que no deba cumplir rigurosamente con la normatividad.

¿Qué exige el RETIE en este tipo de instalaciones?
El reglamento establece que toda instalación, sin importar su nivel de complejidad, debe garantizar la protección contra choques eléctricos, incendios, sobrecorrientes, contactos indirectos y fallas por aislamiento. Para ello, una instalación de uso final básico debe contemplar:

Sistema de puesta a tierra efectivo, tanto funcional como de protección.

Interruptores automáticos con capacidad de interrupción adecuada.

Correcta canalización y protección mecánica de los conductores.

Tableros eléctricos con capacidad y distribución organizada.

Uso exclusivo de materiales y equipos con certificado de conformidad RETIE.

Polaridad correcta en las tomas, continuidad eléctrica y ausencia de empalmes inseguros.

El RETIE no es solo una norma técnica, sino un instrumento de protección de la vida. Por eso, incluso en las instalaciones más pequeñas, su cumplimiento es obligatorio y verificable. En Colombia, muchos de los incidentes eléctricos en hogares y locales comerciales derivan precisamente de la falta de atención a estos principios básicos.